Evaluación de directorios en 2013

Luis Hernán Paúl

Antes del fin de marzo y producto de la Norma de Carácter General N° 341 de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), sobre información respecto de los estándares de gobierno corporativo, las compañías abiertas deberán definir si van o no a adoptar un procedimiento para evaluar sus directorios este año. 


Este es un procedimiento que ha sido llevado a cabo a la fecha por pocas compañías en Chile, por lo cual puede ser valioso aclarar cómo puede efectuarse. En la práctica existen distintas metodologías para su realización, algunas de las cuales intentaré describir resumidamente.

Pero antes, estimo básico aclarar que se trata de un proceso en el que la información base se encuentra en los mismos directores, ya que son ellos los que en la práctica conocen cómo funciona el directorio. Por lo mismo, a veces se consideran éstos como un ejercicio de autoevaluación, el cual puede ser efectuado o no con el apoyo de un tercero. En el caso chileno, la Norma 341 exige que éste sea realizado por una persona o entidad ajena a la empresa. 
Si bien existen diversas metodologías, las más comunes se basan en tres tipos de enfoques, utilizándose a veces más de uno. Un primer enfoque más cuantitativo se basa en la realización de una encuesta estándar a cada director. En algunas empresas esta información es privada y sólo la conocen los que procesan las encuestas. Las preguntas se relacionan normalmente con el cumplimiento de las funciones, efectividad de procesos y prácticas, estructura, información, compensación, dinámica y clima del directorio. Lo usual es solicitar a los directores que asignen una calificación -con algún tipo de escala- al nivel en que opera actualmente el directorio en cada dimensión consultada y otra al nivel al nivel en que consideran debiera operar. Por cierto, también se pueden incluir algunas preguntas a ser contestadas por escrito.

Con la información recogida, complementado si se estima del caso con conversaciones personales para profundizar temas específicos, se genera un reporte o presentación con las calificaciones obtenidas, comentarios más relevantes y eventualmente recomendaciones del tercero, si se le han solicitado. Dicho documento sirve de base para hacer un análisis a nivel del directorio de los resultados alcanzados, con el objeto principal de identificar y priorizar posibles mejoras que pudieran realizarse y establecer las iniciativas o mecanismos correspondientes en cada caso.

En segundo enfoque más cualitativo es hacer algo parecido pero no con encuestas, sino que vía entrevistas con cada director, siendo usual entregarles anticipadamente las preguntas que se les realizarán, lo cual permite que surjan a veces reflexiones más elaboradas. Luego se hace prácticamente lo mismo. Se genera un reporte o presentación y se realiza un análisis a nivel del directorio para definir eventuales mejoras y el camino a seguir.

Un tercer enfoque también más cualitativo es hacer algo parecido al anterior, pero no a nivel individual sino que con el directorio como grupo, de modo tal que los resultados obtenidos surjan luego del intercambio de opiniones y cuestionamientos entre los directores. 
Personalmente me ha tocado cumplir tanto el rol de asesor externo de evaluaciones de directorios como el de miembro de directorios que han hecho autoevaluaciones o evaluaciones apoyadas por terceros. Mi sugerencia es poner mucha atención en la forma cómo se realizan para que éstas sean exitosas. Es clave que no se transformen en un ejercicio rutinario de llenado de encuestas o conversaciones con los directores y de tabulación. Resulta valioso en ocasiones revisar la aplicabilidad en la empresa de buenas prácticas que se utilizan en otras compañías y el intercambio de visiones sobre los aspectos que pueden hacerse mejor.

En resumen, se trata de un proceso que puede ser útil si se hace bien, el cual ha permitido a diversas empresas mejorar el funcionamiento de sus directorios.